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viernes, 19 de marzo de 2004

El rol de la sociedad civil actual y su articulación con el gobierno

La sociedad civil a veces se organiza, a veces se desarrolla bajo formas espontáneas, no orgánicas. El capital social requiere organizaciones. La sociedad civil en sí misma no es una entidad, es un espacio; es un 'elemento', como el agua; para tornarse efectiva, requiere estructura, esto es, organizaciones...

por Manuel Mora y Araujo (resumen de la presentación hecha ante la Embajada Británica en la Argentina el 17 de marzo de 2004). El Lic. Mora y Araujo es miembro del Directorio de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA.

1. Hay dos conceptos:
* sociedad civil
* organizaciones sociales - sector social

La sociedad civil a veces se organiza, a veces se desarrolla bajo formas espontáneas, no orgánicas. El capital social requiere organizaciones. La sociedad civil en sí misma no es una entidad, es un espacio; es un 'elemento', como el agua; para tornarse efectiva, requiere estructura, esto es, organizaciones (el agua en una canilla, un río con un cauce, un lago...)..

Cuando la sociedad se expresa inorgánicamente, puede producir impactos políticos, pero no construye capital social.

Ej.: el 17 de octubre del 45, los cacerolazos en la caída de De la Rúa, Catamarca (María Soledad). Esos eventos contienen algunas organizaciones, pero esencialmente son inorgánicos.

Algo es claro: el concepto de 'sociedad civil' aparece en la historia -hace 200 o 300 años- por oposición al Estado. La sociedad civil., por definición, no es el Estado; es la otra cara de la sociedad, la cara que no es el Estado.

Implicación: si las organizaciones de la sociedad civil, las organizaciones sociales (llamadas ong's) se desarrollan en dependencia del Estado, desnaturalizan su esencia. Su rasgo distintivo, su elemento diferenciador, es la espontaneidad de su accionar.

Tampoco deben confundirse -o sea, no son lo mismo y tampoco son un sustituto- de los partidos políticos y las estructuras de representación democrática de la ciudadanía en el gobierno. No deben ser parte, ni apéndice, ni instrumentos de los partidos. Los complementan, pueden cooperar activamente con ellos, pero son otra cosa.


2. La Argentina tuvo su experiencia de organización de la sociedad civil a principios del siglo XX: colectividades extranjeras generando capital social. El efecto fue muy bueno para sus miembros, pero desincentivó la naturalización de los extranjeros (que llegaron a ser más de la mitad de la población); o sea, fue en detrimento de la participación política. Ahí reside una de las semillas de muchos problemas argentinos que hicieron eclosión una o dos generaciones después.

3. En los años 40' se estatizó el sector social. El proceso bajo el peronismo ayudó a construir ciudadanía, a integrar socialmente a millones de personas; pero la sociedad civil fue anestesiada. Se dio un paso atrás en términos del capital social disponible.

El sindicalismo creció enormemente, y se articuló fuertemente con el Estado -una suerte de "representación no democrática" (para usar el concepto de David Apter)-. El Estado pasó a dominar a la sociedad civil, hasta la irrupción en los años 90' del orden de mercado (el poder de las empresas), que la sociedad terminó viviendo también como antagónico a la sociedad civil.

4. La respuesta de la sociedad comienza a manifestarse durante la década del 80, con el crecimiento de la desconfianza hacia el Estado; se profundiza en los 90' y se completa un ciclo cuando la sociedad aprende también a desconfiar de las empresas. A la vez, las crisis políticas generan respuestas inorgánicas de la sociedad civil -hasta el punto de deponer a un gobierno-.

Sin embargo, antes, y después, empezó a conformarse un sector social organizado, con activa cantidad de voluntarios y creciente número de organizaciones -solidarias y cívicas principalmente, también educacionales, culturales, ambientalistas y otras-. El número de organizaciones y el número de voluntarios creció enormemente.

5. Aquí estamos reunidas personas de clase media que formamos parte de una o de varias ong's. Somos exponentes de este fenómeno en su faz más visible: las organizaciones de la clase media, vinculadas entre sí, visibles a través de los medios de prensa. De esto puede decirse mucho, pero prefiero hacer uso de mi escaso tiempo para referirme a dos sectores de este sector social que son menos visibles, pero no por ello menos importantes en la configuración del proceso de la sociedad civil en la Argentina actual. Ellos son las organizaciones de la pobreza, las organizaciones de la producción.

En los últimos años los sindicatos fueron declinando en afiliados y en influencia, pero en su lugar aparecieron los piqueteros. Los sindicatos habían sido un producto de una sociedad donde la masa del pueblo era asalariada; los piqueteros son producto de una sociedad con una inmensa proporción de desocupados y pobres.

Por otro lado, la Argentina productiva también genera ong's. Los pobres están en el orden de un tercio de la población; los argentinos productivos estimo que son otro tercio (gente que trabaja con eficiencia, con vocación, que invierte su energía y sus conocimientos, y a veces sus ahorros familiares, en desarrollar proyectos productivos, frecuentemente en la Argentina sin acceso a los mercados de capitales). O sea: un 60 % de la población constituyen los dos sectores marginales de la sociedad civil, mientras el 30 % de la clase media domina hoy el espacio público masivo.

6. La pobreza en la Argentina está generando la aparición de nuevas organizaciones sociales: piqueteros politizados y menos politizados, violentos y no violentos, pero también organizaciones de alimentación, de educación, de contención, ambientalistas, preocupadas con la sustentatibilidad, de promoción de la creatividad y la cultura, de desarrollo personal, de la más variada gama. Raramente salen en los diarios, pero existen y construyen comunidad en ámbitos de la sociedad que la clase media apenas conoce. (Mucha gente a esas organizaciones las pone en la misma bolsa bajo la etiqueta 'piqueteros'; esa bolsa contiene manzanas y peras, y objetos de otra especie; es muy heterogénea). De esas organizaciones surgirán con el tiempo nuevos líderes, con estilos, ideas y objetivos que en buena medida hoy desconocemos.

7. A la vez, a lo largo de los años, en la Argentina también surgen organizaciones de la producción. Algunas son típicas entidades corporativas sectoriales, pero muchas otras -generalmente desconocidas para el público- representan intereses y abastecen necesidades de los productores: cooperativas, grupos para la difusión de tecnologías, grupos para la exportación, grupos de aprendizaje y capacitación, etc. La mayor parte de las innovaciones tecnológicas en la Argentina no surgen de las universidades; cuando no vienen del exterior incorporadas al capital físico, se desarrollan y diseminan a través de esas organizaciones. Por eso tenemos hoy uno de los sectores agrarios graníferos más avanzados del planeta.

Además, los productivos -que son parte de nuestra vasta clase media.- también forman de ong's como las nuestras; inclusive las empresas contribuyen a ong's sociales. Aquí me estoy refiriendo a las organizaciones cuyo objetivo, cuya visión, es potenciar la capacidad productiva. Este es un componente esencial del capital social, pero tendemos a ignorarlo. Max Weber instaló el concepto de la "ética protestante" como un componente del capital social. Esa ética de la producción no surge de los accionistas ni de los inversores ni de los fabricantes de máquinas; surge de las personas que construyen un capital social orientado a la producción.

8. ¿Dónde entra el Estado en este esquema?

En general, el Estado ha hecho poco por el desarrollo del sector social. Más bien intenta controlarlo, politizarlo y cooptarlo para el clientelismo político. La gente se orienta al voluntariado y la participación en ong's como reacción al estilo de politización manipulativa que predomina en la cultura política argentina, como alternativa a la participación en los partidos.

Pero esta es una visión parcial, enfocada en nuestra experiencia de algunas décadas. La realidad es que la sociedad argentina hoy demanda más Estado (más calidad de Estado, no más burocracia, aparataje y ñoquis). La realidad es que el mundo moderno necesita al Estado y necesita que éste cumpla funciones útiles a la sociedad. El Estado debe hacer lo que tiene que hacer. ¿Quién define su agenda? La sociedad a través de sus instituciones, los líderes políticos.

Las ong's tiene que hacer lo suyo. Los partidos, lo suyo. Las empresas, lo suyo. Ningún sector va en detrimento de los otros.

El riesgo que veo es pensar que si el Estado no controla o domina a los demás, nada puede ocurrir. Eso genera la dependencia del Estado que -buena o mala, opinión de cada uno- sabemos que no ayuda a al construcción de capital social, no ayuda a la conformación de una comunidad humana más vigorosa.

9. Hoy, veo una tendencia creciente a pensar la relación entre la sociedad civil y el Estado en términos de alianzas estratégicas y de cooperación. Es un concepto nuevo, y es un tipo de relación sobre la cual se requiere mucha innovación y mucho aprendizaje. Tal vez este sea uno de los elementos novedosos en la madurez cívica de la Argentina de los próximos años.

Y ahora termino agregando una reflexión final que me surge de algo que acaba de decirnos Daniel Arroyo: el vínculo entre las organizaciones sociales de la pobreza y las de la producción puede ser el camino por el cual la Argentina resuelva creativamente su drama actual de la pobreza y el desempleo. Ese puente hay que construirlo. Veo una vaga imagen: en la Argentina de la producción y en la Argentina de la pobreza está forjándose una nueva sociedad.
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