La celebración del DÍA DE LA MADRE ayuda a liberar los sentimientos de amor más puros, los que ennoblecen la condición humana.
Es una fecha orientada a fortalecer la integración de la familia, respetando las formas que la misma adquiera. La madre, con su entrega sin límites, contribuye esencialmente a la consolidación del núcleo central de la sociedad.
Las complejas circunstancias por las que atraviesa la humanidad en su conjunto, también trasladadas a nuestra sociedad, generan condiciones no siempre proclives a fomentar los valores fundamentales. Por el contrario, en reiteradas ocasiones observamos la preeminencia de pseudovalores o disvalores que colocan en serio riesgo la convivencia y la construcción de una comunidad más fraterna, menos egoísta y con un horizonte de esperanza.
La pobreza, la marginalidad y la exclusión se convierten en factores disociadores y de no sencilla resolución. Esta realidad, a la que se suma una movilidad social regresiva, constituye un obstáculo que conlleva frecuentemente sentimientos de frustración y de violencia.
En este marco, una vez más la mujer, dadora de vida, expresa en los hechos concretos su capacidad de sacrificio y su férrea voluntad de defender el bienestar de los suyos, de manera particular el de sus hijos.
Es un buen momento para reflexionar profundamente en familia, con amigos y, especialmente, a nuestro propio interior espiritual, para revisar actitudes y conductas y encaminarnos hacia un destino construido, entre todos/as, en base a los valores del amor, la paz, la justicia y la solidaridad.
La Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, institución que dio origen a la celebración del Día de la Madre, comparte este sencillo mensaje como una manera de alentar la utopía de que otra forma de convivir es posible.
Con fraterno afecto.
Raúl Beati
Presidente
Eduardo Cavalieri
Secretario Honorario
Norberto Rodríguez
Secretario General
Las complejas circunstancias por las que atraviesa la humanidad en su conjunto, también trasladadas a nuestra sociedad, generan condiciones no siempre proclives a fomentar los valores fundamentales. Por el contrario, en reiteradas ocasiones observamos la preeminencia de pseudovalores o disvalores que colocan en serio riesgo la convivencia y la construcción de una comunidad más fraterna, menos egoísta y con un horizonte de esperanza.
La pobreza, la marginalidad y la exclusión se convierten en factores disociadores y de no sencilla resolución. Esta realidad, a la que se suma una movilidad social regresiva, constituye un obstáculo que conlleva frecuentemente sentimientos de frustración y de violencia.
En este marco, una vez más la mujer, dadora de vida, expresa en los hechos concretos su capacidad de sacrificio y su férrea voluntad de defender el bienestar de los suyos, de manera particular el de sus hijos.
Es un buen momento para reflexionar profundamente en familia, con amigos y, especialmente, a nuestro propio interior espiritual, para revisar actitudes y conductas y encaminarnos hacia un destino construido, entre todos/as, en base a los valores del amor, la paz, la justicia y la solidaridad.
La Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, institución que dio origen a la celebración del Día de la Madre, comparte este sencillo mensaje como una manera de alentar la utopía de que otra forma de convivir es posible.
Con fraterno afecto.
Raúl Beati
Presidente
Eduardo Cavalieri
Secretario Honorario
Norberto Rodríguez
Secretario General