Este artículo es preparado a solicitud de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, institucíón a la que me unen vínculos de activa cooperación.
Año 2/Nº8:
Niños obesos
Ya no es noticia que la incidencia de la obesidad en niños y jóvenes ("obesidad juvenil") ha ido en aumento en las décadas recientes. Esto está sucediendo no sólo en los países tecnológicamente desarrollados como son Estados Unidos, Canadá y Europa Occidental, sino también en regiones tales como América Latina, Sureste de Asia y África, donde los niños tradicionalmente han sufrido de desnutrición, y hoy encontramos en estos últimos, desnutridos obesos.
"Sobrepeso" y "obesidad" son términos utilizados frecuentemente como si fueran sinónimos, pero no lo son. Ambos indican un peso corporal excesivo, pero la obesidad es un estado más avanzado que el sobrepeso. Las definiciones y el criterio de la obesidad dependen en gran parte del método utilizado para determinarla. Idealmente, uno debe medir o evaluar el porcentaje de grasa corporal por medio de la determinación del espesor de pliegues cutáneos, o utilizando técnicas como la absorciometría fotónica por rayos - X (DEXA). La grasa corporal mayor a 30% se utiliza frecuentemente como un criterio de obesidad.
En la ausencia de herramientas para estimar el porcentaje de grasa corporal, uno debe recurrir a las medidas más simples de peso corporal y estatura. El índice de sobrepeso y obesidad utilizado más frecuentemente, basado en el peso y la estatura, es el Índice de Masa Corporal [IMC = peso (kg) dividido por la estatura al cuadrado (m2)]. Para adultos, un IMC de 25 - 29 kg/m2 indica sobrepeso, y un IMC de 30 kg/m2 o más indica obesidad. Sin embargo, estos puntos de corte no son válidos para niños y adolescentes. Basándose en datos de más de 97,000 sujetos de varios países, los niveles de corte para adolescentes son menores que para adultos, y son aún menores en niños (Cole et al., 2000). Por ejemplo, el nivel de corte de obesidad para un muchacho de 15 años de edad es 28 kg/m2, y para un niño de 8 años de edad es 23 kg/m2. Los puntos de corte correspondientes para sobrepeso son 23 y 18 kg/m2, respectivamente.
Científicos mundialmente reconocidos dicen que las causas de la actual epidemia de obesidad juvenil no son claras. Conceptualmente, hay tres causas posibles: mutaciones genéticas, aumento del consumo de energía, y disminución del gasto de energía. La hipótesis genética puede ser descartada porque es improbable que las mutaciones puedan ser expresadas en un lapso de tiempo tan corto. Sin embargo, uno no puede excluir la posibilidad de una interacción gene - ambiente, en la que los cambios en la actividad o el consumo de alimentos son afectados por la predisposición genética de una persona.
En los Estados Unidos, el aumento en el consumo de energía parece improbable como una causa general de obesidad porque los datos de los 1970´s a los 1990´s no confirman un incremento en el consumo total de energía de la mayoría de la gente de 2 a 19 años de edad (Troiano et al., 2000). Las únicas excepciones fueron las niñas adolescentes, cuyos consumos sí incrementaron. Esta misma encuesta mostró una disminución en el porcentaje de consumo de grasa en las dietas de ambos géneros. En contraste con los Estados Unidos, el surgimiento de la obesidad juvenil en los países menos desarrollados parece acompañar a un aumento en el consumo de alimentos.
Una disminución del gasto de energía debido a la reducción en la actividad física habitual aparecería como una causa común a nivel mundial. En nuestro país particularmente, esto lo ha comprobado durante el 2004 un estudio realizado por la Asociación Latinoamericana de Salud y Actividad Física, en el cual se entrevistaron a 1000 madres de niños de 6 a 12 años, donde el 62 % de ellas dicen que sus hijos eligen mirar televisión y jugar a los videojuegos en su tiempo libre.
¿Por qué los niños obesos no son suficientemente activos?
Es importante conocer la razón por la cual un niño determinado opta por ser sedentario, para determinar cómo es mejor ayudar a ese niño a llegar a ser más activo. Los profesionales de la salud y educadores deben, por lo tanto, incluir un análisis completo de las actividades habituales del niño y de las barreras que el niño debe vencer para tener un estilo de vida más activo.
Beneficios del incremento en la actividad física
Un programa ideal para los niños y jóvenes obesos incluye cambios nutricionales, aumento de la actividad física y modificación de las conductas del niño y de los padres. La investigación ha mostrado que el incremento en la actividad física, en sí mismo, puede producir varios beneficios. Estos incluyen:
Elementos de los programas de aumento de la actividad física
JAQUE AL SOBREPESO Y A LA OBESIDAD
El aumento de la actividad física es un componente importante de cualquier programa que se enfoque en el control de peso. Tales programas deben incluir elementos que induzcan a un gasto de energía apreciable. Sin embargo, este objetivo no se lleva a cabo fácilmente.
A diferencia de los adultos, los niños rara vez se esfuerzan por ellos mismos meramente por los beneficios de salud del ejercicio. Necesitan una gratificación inmediata de la actividad, la cual, por lo tanto, debe tener elementos agradables. Además, es más probable que ocurra el mantenimiento a largo plazo de los beneficios de un programa, si las actividades son de una naturaleza de "estilo de vida" más que una intervención reglamentada de ejercicios aeróbicos. Otro elemento importante es la reducción del tiempo invertido en pasatiempos sedentarios, como ver televisión. Una reducción en el tiempo para ver televisión puede también ser eficaz en la prevención de la obesidad entre niños escolares. Finalmente, en el diseño de un programa uno debe enfocarse en el incremento de la motivación del niño para llegar a ser activo y permanecer activo. Los padres, por ejemplo, pueden reforzar el incremento en la actividad del niño por medio de premios simbólicos. Son de utilidad los proyectos motivacionales tales como el Programa del Ejercitador Frecuente (en analogía a los programas de "viajero frecuente" de las aerolíneas), los cuales son apreciados por pacientes jóvenes de todas las edades. En uno de los proyectos, por ejemplo, los pacientes serían alentados a acumular "escalones" en edificios reconocidos de la ciudad como por ejemplo nuestro “obelisco”. Cada bloque de actividades de 15 minutos se convertiría en una cierta cantidad de escalones y es registrada por el niño en un formulario especial. Una vez que el niño acumula suficientes escalones para "alcanzar lo más alto del edificio" se le otorga un premio.
Idealmente, el incremento de la actividad deberá llegar a ser un proyecto familiar, particularmente para los niños en la primera década de la vida.
(*) Médico Pediatra, Médico Deportólogo.
Miembro de la Asociación Latinoamericana de Salud y Actividad Física
Docente de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Univ. de Buenos Aires.
Miembro del Comité de Medicina del Deporte de la Soc. Argentina de Pediatría.
Asesor Médico del Gatorade Sports Science Institute.