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martes, 29 de marzo de 2005

Jaque a la obesidad infanto-juvenil

Por el Dr. Pablo Corinaldesi(*)
Este artículo es preparado a solicitud de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, institucíón a la que me unen vínculos de activa cooperación.


Año 2/Nº8:

Niños obesos
Ya no es noticia que la incidencia de la obesidad en niños y jóvenes ("obesidad juvenil") ha ido en aumento en las décadas recientes. Esto está sucediendo no sólo en los países tecnológicamente desarrollados como son Estados Unidos, Canadá y Europa Occidental, sino también en regiones tales como América Latina, Sureste de Asia y África, donde los niños tradicionalmente han sufrido de desnutrición, y hoy encontramos en estos últimos, desnutridos obesos.
"Sobrepeso" y "obesidad" son términos utilizados frecuentemente como si fueran sinónimos, pero no lo son. Ambos indican un peso corporal excesivo, pero la obesidad es un estado más avanzado que el sobrepeso. Las definiciones y el criterio de la obesidad dependen en gran parte del método utilizado para determinarla. Idealmente, uno debe medir o evaluar el porcentaje de grasa corporal por medio de la determinación del espesor de pliegues cutáneos, o utilizando técnicas como la absorciometría fotónica por rayos - X (DEXA). La grasa corporal mayor a 30% se utiliza frecuentemente como un criterio de obesidad.
En la ausencia de herramientas para estimar el porcentaje de grasa corporal, uno debe recurrir a las medidas más simples de peso corporal y estatura. El índice de sobrepeso y obesidad utilizado más frecuentemente, basado en el peso y la estatura, es el Índice de Masa Corporal [IMC = peso (kg) dividido por la estatura al cuadrado (m2)]. Para adultos, un IMC de 25 - 29 kg/m2 indica sobrepeso, y un IMC de 30 kg/m2 o más indica obesidad. Sin embargo, estos puntos de corte no son válidos para niños y adolescentes. Basándose en datos de más de 97,000 sujetos de varios países, los niveles de corte para adolescentes son menores que para adultos, y son aún menores en niños (Cole et al., 2000). Por ejemplo, el nivel de corte de obesidad para un muchacho de 15 años de edad es 28 kg/m2, y para un niño de 8 años de edad es 23 kg/m2. Los puntos de corte correspondientes para sobrepeso son 23 y 18 kg/m2, respectivamente.

Científicos mundialmente reconocidos dicen que las causas de la actual epidemia de obesidad juvenil no son claras. Conceptualmente, hay tres causas posibles: mutaciones genéticas, aumento del consumo de energía, y disminución del gasto de energía. La hipótesis genética puede ser descartada porque es improbable que las mutaciones puedan ser expresadas en un lapso de tiempo tan corto. Sin embargo, uno no puede excluir la posibilidad de una interacción gene - ambiente, en la que los cambios en la actividad o el consumo de alimentos son afectados por la predisposición genética de una persona.
En los Estados Unidos, el aumento en el consumo de energía parece improbable como una causa general de obesidad porque los datos de los 1970´s a los 1990´s no confirman un incremento en el consumo total de energía de la mayoría de la gente de 2 a 19 años de edad (Troiano et al., 2000). Las únicas excepciones fueron las niñas adolescentes, cuyos consumos sí incrementaron. Esta misma encuesta mostró una disminución en el porcentaje de consumo de grasa en las dietas de ambos géneros. En contraste con los Estados Unidos, el surgimiento de la obesidad juvenil en los países menos desarrollados parece acompañar a un aumento en el consumo de alimentos.
Una disminución del gasto de energía debido a la reducción en la actividad física habitual aparecería como una causa común a nivel mundial. En nuestro país particularmente, esto lo ha comprobado durante el 2004 un estudio realizado por la Asociación Latinoamericana de Salud y Actividad Física, en el cual se entrevistaron a 1000 madres de niños de 6 a 12 años, donde el 62 % de ellas dicen que sus hijos eligen mirar televisión y jugar a los videojuegos en su tiempo libre.

¿Por qué los niños obesos no son suficientemente activos?
  • Los niños y jóvenes obesos son generalmente menos activos que sus pares no obesos.
  • Hay varias razones para este patrón: Los niños obesos frecuentemente sienten que sus cuerpos son "feos"; como resultado, pueden estar poco dispuestos a usar una camiseta u otras prendas "reveladoras" en público. Por ejemplo, los niños obesos frecuentemente perciben que los bultos de grasa en sus pectorales se parecen al pecho femenino. Esto, por sí mismo, puede ser una razón para su renuencia a participar en actividades deportivas.
  • Una de las quejas más comunes de los niños y jóvenes obesos es que son ridiculizados y fastidiados por otros niños. Esto ocurre principalmente en la escuela, pero también en el vecindario e incluso en la casa. Como resultado, tienden a no socializar y a permanecer aislados de individuos de su misma edad.
  • Los niños obesos frecuentemente tienen padres obesos que prefieren un estilo de vida sedentario. Debido a que la conducta de actividad de los niños, especialmente en la primera década de la vida, está fuertemente influenciada por el estilo de vida de sus padres, es probable que los niños obesos de padres inactivos elijan no ser activos.
  • Debido a su peso corporal excesivo, los niños obesos tienen menor probabilidad de desempeñarse bien en actividades que incluyan correr o saltar. Esto incluye la mayoría de los juegos de equipo, así como muchos eventos de pista y campo. Como resultado tienden a excusarse en las clases de educación física.
  • Es probable que un bajo nivel de actividad induzca a un aumento excesivo en el peso corporal. Esto, en sí mismo, ocasiona frecuentemente que el niño sea aún menos activo y lo lleve a una ganancia de peso adicional. El resultado final es un círculo vicioso de obesidad - inactividad - obesidad.

  • Es importante conocer la razón por la cual un niño determinado opta por ser sedentario, para determinar cómo es mejor ayudar a ese niño a llegar a ser más activo. Los profesionales de la salud y educadores deben, por lo tanto, incluir un análisis completo de las actividades habituales del niño y de las barreras que el niño debe vencer para tener un estilo de vida más activo.

    Beneficios del incremento en la actividad física
    Un programa ideal para los niños y jóvenes obesos incluye cambios nutricionales, aumento de la actividad física y modificación de las conductas del niño y de los padres. La investigación ha mostrado que el incremento en la actividad física, en sí mismo, puede producir varios beneficios. Estos incluyen:
  • Control de peso
  • Reducción de la grasa corporal total y de la grasa alrededor de los órganos abdominales (lo cual reduce el riesgo de enfermedad coronaria)
  • Reducción en la presión arterial alta
  • Disminución del riesgo de diabetes tipo 2 (diabetes de adultos)
  • Incremento en la condición física y mejoramiento de la autoestima.


  • Elementos de los programas de aumento de la actividad física
  • Las actividades deben ser divertidas. Mientras que los adultos pueden optar por aumentar su nivel de actividad física porque el "ejercicio es saludable", los niños necesitan otras motivaciones para llegar a ser y mantenerse activos, principalmente aquellas que producen una gratificación inmediata. Por tal motivo, un elemento indispensable de una actividad es que sea divertida.
  • Las actividades deben mover el cuerpo sobre una distancia considerable. Idealmente, las actividades deben incluir desplazamientos del cuerpo entero sobre una distancia considerable, con el objeto de "quemar" calorías. Aunque al caminar y trotar se puede lograr esto, estas actividades son consideradas aburridas por muchos niños y jóvenes. Las alternativas favoritas incluyen danza, básquetbol, patinaje y ciclismo - las cuáles tienen un elemento "divertido".
  • Incluir entrenamiento de fuerza. También es benéfica la adición del componente de entrenamiento de fuerza. Ayuda a incrementar la masa libre de grasa, la fuerza muscular, y aún más importante, la autoestima del niño y la sensación de logro.
  • Trabaje en los puntos de fortaleza del niño obeso. Los niños obesos son generalmente altos y fuertes. Como resultado, pueden ser exitosos en actividades que requieran altura y fuerza. Algunos ejemplos son el básquetbol y el rugby, así como eventos de lanzamientos tales como la bala y el disco.
  • Utilice actividades acuáticas. Los niños y jóvenes obesos frecuentemente prefieren las actividades acuáticas a las terrestres. Estar en el agua da tres ventajas para la persona obesa: 1) Debido a que la grasa es capaz de flotar (es más ligera que el agua), el peso corporal de las personas obesas es sostenido por el agua, lo cual les ayuda a mantenerse a flote. En contraste, su gran peso corporal en tierra es una clara desventaja en deportes que requieren velocidad, agilidad y resistencia. 2) La protección del sistema osteoarticular, sobre todo de las articulaciones en las cuales descansa gran parte del peso del cuerpo 3) Una vez que el niño está en el agua, nadie puede ver su "cuerpo feo". Esto disminuye la inhibición que algunos niños obesos tienen cuando exhiben sus figuras durante actividades terrestres.


  • JAQUE AL SOBREPESO Y A LA OBESIDAD
    El aumento de la actividad física es un componente importante de cualquier programa que se enfoque en el control de peso. Tales programas deben incluir elementos que induzcan a un gasto de energía apreciable. Sin embargo, este objetivo no se lleva a cabo fácilmente.

    A diferencia de los adultos, los niños rara vez se esfuerzan por ellos mismos meramente por los beneficios de salud del ejercicio. Necesitan una gratificación inmediata de la actividad, la cual, por lo tanto, debe tener elementos agradables. Además, es más probable que ocurra el mantenimiento a largo plazo de los beneficios de un programa, si las actividades son de una naturaleza de "estilo de vida" más que una intervención reglamentada de ejercicios aeróbicos. Otro elemento importante es la reducción del tiempo invertido en pasatiempos sedentarios, como ver televisión. Una reducción en el tiempo para ver televisión puede también ser eficaz en la prevención de la obesidad entre niños escolares. Finalmente, en el diseño de un programa uno debe enfocarse en el incremento de la motivación del niño para llegar a ser activo y permanecer activo. Los padres, por ejemplo, pueden reforzar el incremento en la actividad del niño por medio de premios simbólicos. Son de utilidad los proyectos motivacionales tales como el Programa del Ejercitador Frecuente (en analogía a los programas de "viajero frecuente" de las aerolíneas), los cuales son apreciados por pacientes jóvenes de todas las edades. En uno de los proyectos, por ejemplo, los pacientes serían alentados a acumular "escalones" en edificios reconocidos de la ciudad como por ejemplo nuestro “obelisco”. Cada bloque de actividades de 15 minutos se convertiría en una cierta cantidad de escalones y es registrada por el niño en un formulario especial. Una vez que el niño acumula suficientes escalones para "alcanzar lo más alto del edificio" se le otorga un premio.
    Idealmente, el incremento de la actividad deberá llegar a ser un proyecto familiar, particularmente para los niños en la primera década de la vida.

    (*) Médico Pediatra, Médico Deportólogo.
    Miembro de la Asociación Latinoamericana de Salud y Actividad Física
    Docente de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Univ. de Buenos Aires.
    Miembro del Comité de Medicina del Deporte de la Soc. Argentina de Pediatría.
    Asesor Médico del Gatorade Sports Science Institute.
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