El Dr. Juan M. Gregorio sigue trabajando con el mismo espíritu y la fuerza de siempre.
A su regreso de los Estados Unidos decidió ingresar a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA por invitación de su amigo y asociado Héctor Piñero. Ya había escuchado hablar de ella en el Hindú Club de la calle Pedro Echagüe, donde hizo sus primeros chapuzones en el agua.Allá por 1965 deseaba realizar actividades físicas pues en su juventud había integrado el equipo de básquet del Club Ferrocarril Oeste. Ansiaba retomar el deporte y, además, comenzar a practicar voleibol. Esto último le permitió vivenciar su mejor experiencia social al encontrar en la institución una modalidad diferente para la práctica del deporte: la Asociación lo considera un medio socializante, integrador y no elitista. Según sus propias palabras, esto le ha valido atesorar los mejores recuerdos de su vida.
Rememora con cariño los tumultos que se armaban para anotarse y no quedar afuera del turno de voleibol de la clase del mediodía, como así también las “trampitas” de restar puntos al equipo contrario con el solo propósito de divertirse con las pasajeras discusiones. No puede dejar de mencionar a varios concurrentes asiduos: Detofoli, Bensousan, Feldman (un día quedó knock out de un pelotazo en la frente y cuando “resucitó” se enojó porque le habían hecho respiración boca a boca), Hipólito, Pérez Cortés (hoy nuestro presidente del Directorio de la Asociación), Carrier y tantos otros.
Posiblemente, más que por el apellido la mayoría lo conoce como Juan, el doctor del vestuario, debido a las innumerables consultas médicas que se realizan los martes y jueves frente al casillero número 16.
Profesionalmente, antes de graduarse fue ayudante de la Cátedra de Fisiología en la Facultad de Medicina de la UBA, cuyo titular era el Premio Nobel Bernardo Houssay. Fue profesor titular de medicina en la Universidad del Salvador y luego designado profesor consulto de la misma; docente autorizado de la Universidad de Buenos Aires y Jefe de Gastroenterología del Hospital Francés. Recientemente, y como no podía ser de otro modo, publicó y presentó en el auditorio YMCA de la Asociación Cristiana de Jóvenes, su libro titulado: “La observación en la práctica médica” Señala, que estar en la Asociación le significó vivir verdaderamente con amigos y su longevidad no fue obstáculo para que al ir perdiendo a sus compañeros antiguos pudiera siempre compartir un momento fraterno con otros más jóvenes. Una muestra de ello es que por años es un infaltable de las pantagruélicas reuniones que una vez por mes se realizan en la casa de otro “joven asociado”: Samuel Kohan.
El consejo que daría a la juventud es que para llevar una vida sana es necesario ante todo eliminar el tabaco y el exceso de alcohol, al tiempo que mantener los principios morales y conservar la alegría, virtudes estas que la Asociación Cristiana de Jóvenes promueve en forma extraordinaria.
