Sensibilidad social y servicio al cooperativismo
Su ingreso a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA se materializó a mediados de los años 80´. Dos circunstancias clave coincidieron: la necesidad de realizar una actividad física controlada y la influencia de su amigo Norberto Vilar, quien siempre le hablaba maravillas de la institución. Apenas se vistió de pantalón corto y camiseta se dio cuenta que era el lugar ideal para toda su familia. Por lo tanto, no dudó en asociarla.
Comenzó practicando natación, la que consideraba muy beneficiosa para su salud, algo de aparatos y ráquetbol. Esta última actividad le permitía compartir momentos deportivos con sus hijos Sebastián y Joaquín. Recuerda como se sorprendió al ver como guardavidas en la pileta a Alí Bargach, situación que lo retrotrajo a agradables momentos de su infancia donde por entonces estaban en boga los programas de match, los mismos que le hicieron descubrir la novedosa televisión en blanco y negro.
Edgardo percibe que el entrar a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA le produce una gratísima sensación de bienestar, quedando las tensiones puertas afuera. Agrega que no es producto de un solo factor, sino que se sostiene por un conjunto de elementos tales como el clima de respeto, de buena onda y de no competencia, lo que confirma que las personas vienen a pasar un momento sano y constructivo. Esto lo sintió el primer día y continúa con la misma sensación.
A mediados de los 90´ tuvo un grato encuentro con el secretario general de la Asociación, Norberto Rodríguez, en una liturgia ecuménica que se celebraba frente al Banco Central. Allí un amigo común los presentó, hicieron un intercambio de tarjetas profesionales y al poco tiempo la Asociación y la entidad donde Edgardo ejerce el cargo de gerente general: el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, comenzaron a construir una alianza estratégica que derivó en actividades conjuntas como ser: los Diálogos Abiertos, los ciclos del Deporte, la participación en la edición del libro del Centenario de la Asociación, notas y reportajes en el periódico Acción, y, por sobre todo, una visión común de la solidaridad y el compromiso orientado al bien común.
Activo voluntario de la institución, presidente del Comité de Desarrollo Social y miembro del Club de Embajadores de la YMCA, Edgardo destina buena parte de su tiempo personal a colaborar concretamente para el crecimiento social, cultural y espiritual de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA. Se siente honrado de poder hacerlo y así de poder devolver en parte todo lo que la institución le brinda. Expresa un reconocimiento especial al periodista Washington Uranga, quien lo precedió como presidente del Comité de Desarrollo Social de la institución.
A quienes son asociados les recomienda que se involucren con la Asociación, participando en las diversas oportunidades de cooperación que se presentan y para quienes no lo son, que intenten conocerla porque seguramente les va a mejorar la calidad de vida.