Los Niños, Don de Vida
La Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA considera que la genuina celebración de este día nos llevaría a abandonar la retórica sobre los derechos de los niños y a mudar, de manera coherente, hacia su afirmación a través de acciones consecuentes...
No basta con ilustrar discursos rimbombantes, regados con emotivas apelaciones y promesas épicas, referidos a la importancia del compromiso por el desarrollo e igualdad de oportunidades para los niños. Generalmente, el vacío en los hechos produce frustraciones, las que acumuladas en cascada engendran resentimiento social.Como sociedad los argentinos y las argentinas debemos recapacitar en profundidad y ofrecer a nuestro espíritu la posibilidad de una reconversión. Naturalmente, esta introspección tendría que alcanzar a los poderes del Estado, llamativamente inermes a la hora de actuar y privilegiar políticas cuyo norte sea verdaderamente el bien común. La situación de la niñez en el país es grave y recurrentemente tratada con la misma hipocresía que otros temas igualmente delicados. Es un escenario que inhibe superar las carencias que golpean la conciencia de quienes habitamos este país cuyo destino debiera ser otro si abandonásemos la frivolidad y el desmesurado empeño por enrolarnos en reyertas internas y discusiones irrelevantes ante la magnitud de las necesidades aun insatisfechas.
Los niños son un don de la vida, para su familia en primer lugar, pero también para el conjunto de la comunidad. Son los más frágiles, vulnerables e indefensos y por lo tanto merecedores de un tratamiento acorde con esas debilidades. Conmociona comprobar la cantidad de niños viviendo en situaciones familiares de extrema pobreza y necesidad, imposibilitados de acceder a una alimentación digna y a la educación, trabajando por las noches a la par de sus padres y hurgando la basura. Expuestos a cualquier enfermedad que por leve que fuere dinamita su salud y a la explotación de toda naturaleza. ¿Es difícil de observar este vergonzante panorama, común en la amplia geografía de la Argentina? ¿Por qué mirar para otro lado o para ninguno? ¿Por qué no convertir a este crucial tema en prioridad absoluta y dedicarle las energías y los recursos humanos y económicos necesarios? ¿Por qué no formular, entre todos los actores sociales, una política de Estado para abolir este drama y sus nefastas consecuencias? Todos y todas tenemos la obligación ciudadana de bregar por la solución de este flagelo que lacera el corazón y aportar nuestra contribución. No obstante, hay quienes tienen una responsabilidad mayor y no pueden ni deben continuar desoyéndola. La historia también juzga las omisiones.
Eduardo Spósito Secretario Honorario |
| Osvaldo Pérez Cortés Presidente |
| Norberto Rodríguez Secretario General |
