Espíritu alegre y pasión por el baile
A los 82 años Abraham Feldman sigue activo, alegre y bailarín de cuanto ritmo aparezca. Ha surgido de la Obra de Barrio de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, llamada “Balbastro”, por su localización en Balbastro y Avda. La Plata (al lado del antiguo Gasómetro -estadio del Club Atlético San Lorenzo de Almagro-). Allí llegó hace 70 años. Al poco tiempo su familia se mudó a Avellaneda y tuvo que alejarse por cuando sus padres no podían acompañarlo hasta el barrio de Boedo.
Allá por los años 60, como su profesión lo llevaba a transitar varios días por el microcentro, se le presentó la oportunidad de ingresar a la institución como asociado pleno.
La Peña Ymca-Amancay lo contó como asiduo concurrente y colaborador. Pudo disfrutar de una de las épocas más brillante de la actividad, tanto en términos de participantes cono de reuniones sociales con otras peñas folclóricas importantes del país.
Poco a poco comenzó a “probar” el programa de educación física de la Asociación, quedando prendado de la Clase de Mediodía (12,20 horas) y posteriormente de la práctica del voleibol. Allí cosechó muchos amigos, de los cuales algunos hoy sólo están en su memoria (Desance, De Tóffoli, Brown, entre ellos) y otros con quienes cotidianamente sigue compartiendo fraternos momentos (Gregorio, Bergerman, Michan, Gotlieb, Dorado y muchos mas).
Hubo una época en que después de la clase aprovechaba el pequeño intervalo entre ésta y la práctica deportiva para ir a dar clases de baile (jazz) a algunas asociadas, entre ellas Marita, Julia y Sarita.
Confiesa que muchas de las cosas buenas que logró aprender en la Asociación, más de una vez le sirvieron en su desempeño como Presidente de la Federación Argentina Macabi, entidad que reunía a todas las instituciones judías del país.
Todavía conserva el papel con la letra de una canción que compuso en 1962 para la presentación teatral de la Olimpiada Anual de dicho año. Siguiendo con la música, hoy día es el infaltable asistente y promotor del ciclo de YMCA Jazz Club, al que asiste con muchos familiares y amigos. Cuando las circunstancias lo permiten, junto con su esposa hacen de los compases del jazz un ballet.
Entre todas las virtudes que reconoce a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA destaca la enseñanza de aprender a respetar y apreciar a las personas, actitud que él incorporó rápidamente en su modo de vida. Por ello, se siente honrado de pertenecer al Club de Embajadores de la YMCA y poder dedicar parte de su tiempo a la atención del nuevo asociado que hace sus primeras incursiones en la institución.
En sus viajes por diferentes países del mundo nunca dejó de visitar a las Asociaciones Cristianas de Jóvenes/YMCAs locales. Esto le permitió tomar real conciencia de la trascendencia planetaria de la YMCA, haciéndolo sentir orgulloso de sentirse parte de la misma. La valora por los principios que promueve y también por su multitudinaria llegada a personas de distintas tradiciones religiosas, culturales y sociales.
82 años no son nada si se los vive en plenitud y sana alegría.