En 1946, a la edad de seis años, ingresó a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA traído por su padre. Éste ya contaba con varios años de asociado e identificado con el espíritu asociacionista consideró que la YMCA era el lugar ideal para la educación física y moral de un niño. Su primera actividad lo encontró mirando despavorido la inmensa dimensión del natatorio en el que a pesar de estar firmemente agarrado al borde de la escalera, un profesor grandote y musculoso quería introducirlo. Pasados esos primeros momentos, se convirtió en un eximio alumno y nadador. Concurrente a la Clase Madrugada de aquellos tiempos, disfrutó de la compañía del peculiar grupo que la integraba, el cual, según su opinión, merece un destacado recuerdo por el compañerismo y la identificación institucional que les era característico. También incursionó en el básquetbol y el fútbol. Sin embargo, lo que mas lo atrajo (y lo sigue fascinando) fue el ajedrez, juego en el tuvo el honor de representar a la YMCA en los torneos de la 3era. Categoría de la Federación Argentina. Amante de los campamentos (centros turísticos de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA), cuenta orgulloso que los dos meses últimos del embarazo de su hijo Sebastián, su esposa Maria Elena los pasó en Ymcahuasi para que el niño naciera sanito y robusto. Parece que la idea resultó ya que luego Sebastián fue integrante del equipo argentino de rugby “Los Pumitas”. Su rol como colaborador voluntario de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA se inicia con lo que el denomina “changas voluntarias”: integrando paneles en diversas disertaciones, colaborando en campañas solidarias, etc. A ello le siguió su nominación como socio activo y la designación como miembro del Directorio de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA y sus respectivos comités en varias oportunidades. Afirma que la Asociación le presentó un ambiente difícil de encontrar en cuanto a valores y socialización. El ecumenismo y el pluralismo que se ejercita dentro de la YMCA es un modelo para cualquier época: antes y ahora. La Asociación, señala, le permitía lo que le era negado en su momento en el ámbito de su propia confesión religiosa: “dar rienda suelta a la convicción de que Dios es el mismo para todos, cualquiera sea el camino que uno toma para llegar a Él”. Considera muy profético el pensamiento de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, tomando como referencia que actualmente se afirma que el ecumenismo es el natural camino para la integración de las personas de buena voluntad. Piensa que más allá de los éxitos personales de sus dirigentes, los años de permanencia de la institución demuestran la continua presencia de la providencia. La Asociación siempre ha sido, dice, una constante referente de las personas bien intencionadas y un verdadero hogar para todos aquellos que consideran las buenas acciones y la entrega al prójimo como un proyecto de vida. Cree que pertenecer a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA es una forma de darle sentido a la existencia personal y debemos estar muy contentos por ello. Juan Cayetano Olivero, dirigente, empresario y funcionario público, quien desarrolló diferentes funciones: entre ellas la de director del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) durante casi 6 años, se inspiró en los principios de la YMCA escribiendo como contribución a ella el libro “Paradojas, contradicciones y dualidades argentinas (un enfoque al zoológico para interpretar y construir la Nación)”, Ediciones Virtudes 2005, presentado en su momento en la Feria del Libro.
martes, 27 de mayo de 2008
Juan Cayetano Olivero
Excelencia Profesional y Humildad
En 1946, a la edad de seis años, ingresó a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA traído por su padre. Éste ya contaba con varios años de asociado e identificado con el espíritu asociacionista consideró que la YMCA era el lugar ideal para la educación física y moral de un niño. Su primera actividad lo encontró mirando despavorido la inmensa dimensión del natatorio en el que a pesar de estar firmemente agarrado al borde de la escalera, un profesor grandote y musculoso quería introducirlo. Pasados esos primeros momentos, se convirtió en un eximio alumno y nadador. Concurrente a la Clase Madrugada de aquellos tiempos, disfrutó de la compañía del peculiar grupo que la integraba, el cual, según su opinión, merece un destacado recuerdo por el compañerismo y la identificación institucional que les era característico. También incursionó en el básquetbol y el fútbol. Sin embargo, lo que mas lo atrajo (y lo sigue fascinando) fue el ajedrez, juego en el tuvo el honor de representar a la YMCA en los torneos de la 3era. Categoría de la Federación Argentina. Amante de los campamentos (centros turísticos de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA), cuenta orgulloso que los dos meses últimos del embarazo de su hijo Sebastián, su esposa Maria Elena los pasó en Ymcahuasi para que el niño naciera sanito y robusto. Parece que la idea resultó ya que luego Sebastián fue integrante del equipo argentino de rugby “Los Pumitas”. Su rol como colaborador voluntario de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA se inicia con lo que el denomina “changas voluntarias”: integrando paneles en diversas disertaciones, colaborando en campañas solidarias, etc. A ello le siguió su nominación como socio activo y la designación como miembro del Directorio de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA y sus respectivos comités en varias oportunidades. Afirma que la Asociación le presentó un ambiente difícil de encontrar en cuanto a valores y socialización. El ecumenismo y el pluralismo que se ejercita dentro de la YMCA es un modelo para cualquier época: antes y ahora. La Asociación, señala, le permitía lo que le era negado en su momento en el ámbito de su propia confesión religiosa: “dar rienda suelta a la convicción de que Dios es el mismo para todos, cualquiera sea el camino que uno toma para llegar a Él”. Considera muy profético el pensamiento de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, tomando como referencia que actualmente se afirma que el ecumenismo es el natural camino para la integración de las personas de buena voluntad. Piensa que más allá de los éxitos personales de sus dirigentes, los años de permanencia de la institución demuestran la continua presencia de la providencia. La Asociación siempre ha sido, dice, una constante referente de las personas bien intencionadas y un verdadero hogar para todos aquellos que consideran las buenas acciones y la entrega al prójimo como un proyecto de vida. Cree que pertenecer a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA es una forma de darle sentido a la existencia personal y debemos estar muy contentos por ello. Juan Cayetano Olivero, dirigente, empresario y funcionario público, quien desarrolló diferentes funciones: entre ellas la de director del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) durante casi 6 años, se inspiró en los principios de la YMCA escribiendo como contribución a ella el libro “Paradojas, contradicciones y dualidades argentinas (un enfoque al zoológico para interpretar y construir la Nación)”, Ediciones Virtudes 2005, presentado en su momento en la Feria del Libro.
En 1946, a la edad de seis años, ingresó a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA traído por su padre. Éste ya contaba con varios años de asociado e identificado con el espíritu asociacionista consideró que la YMCA era el lugar ideal para la educación física y moral de un niño. Su primera actividad lo encontró mirando despavorido la inmensa dimensión del natatorio en el que a pesar de estar firmemente agarrado al borde de la escalera, un profesor grandote y musculoso quería introducirlo. Pasados esos primeros momentos, se convirtió en un eximio alumno y nadador. Concurrente a la Clase Madrugada de aquellos tiempos, disfrutó de la compañía del peculiar grupo que la integraba, el cual, según su opinión, merece un destacado recuerdo por el compañerismo y la identificación institucional que les era característico. También incursionó en el básquetbol y el fútbol. Sin embargo, lo que mas lo atrajo (y lo sigue fascinando) fue el ajedrez, juego en el tuvo el honor de representar a la YMCA en los torneos de la 3era. Categoría de la Federación Argentina. Amante de los campamentos (centros turísticos de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA), cuenta orgulloso que los dos meses últimos del embarazo de su hijo Sebastián, su esposa Maria Elena los pasó en Ymcahuasi para que el niño naciera sanito y robusto. Parece que la idea resultó ya que luego Sebastián fue integrante del equipo argentino de rugby “Los Pumitas”. Su rol como colaborador voluntario de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA se inicia con lo que el denomina “changas voluntarias”: integrando paneles en diversas disertaciones, colaborando en campañas solidarias, etc. A ello le siguió su nominación como socio activo y la designación como miembro del Directorio de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA y sus respectivos comités en varias oportunidades. Afirma que la Asociación le presentó un ambiente difícil de encontrar en cuanto a valores y socialización. El ecumenismo y el pluralismo que se ejercita dentro de la YMCA es un modelo para cualquier época: antes y ahora. La Asociación, señala, le permitía lo que le era negado en su momento en el ámbito de su propia confesión religiosa: “dar rienda suelta a la convicción de que Dios es el mismo para todos, cualquiera sea el camino que uno toma para llegar a Él”. Considera muy profético el pensamiento de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, tomando como referencia que actualmente se afirma que el ecumenismo es el natural camino para la integración de las personas de buena voluntad. Piensa que más allá de los éxitos personales de sus dirigentes, los años de permanencia de la institución demuestran la continua presencia de la providencia. La Asociación siempre ha sido, dice, una constante referente de las personas bien intencionadas y un verdadero hogar para todos aquellos que consideran las buenas acciones y la entrega al prójimo como un proyecto de vida. Cree que pertenecer a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA es una forma de darle sentido a la existencia personal y debemos estar muy contentos por ello. Juan Cayetano Olivero, dirigente, empresario y funcionario público, quien desarrolló diferentes funciones: entre ellas la de director del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) durante casi 6 años, se inspiró en los principios de la YMCA escribiendo como contribución a ella el libro “Paradojas, contradicciones y dualidades argentinas (un enfoque al zoológico para interpretar y construir la Nación)”, Ediciones Virtudes 2005, presentado en su momento en la Feria del Libro.