Rocío Obrador, joven lider de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA de Argentina participó durante 15 días como parte del equipo voluntario del campamento Tramandaí, de la hermana Asociación de Porto Alegre.
AQUÍ SE COMPARTEN BREVES NOTAS DEL INFORME DE ROCÍO:
"El avión aterrizó en la ciudad de Porto Alegre y allí mismo me esperaba Matheus, un líder de la ACM, con una bandera inconfundible de la YMCA. Colgamos las mochilas al hombro y emprendimos el viaje a Tramandaí (a 120Km de Porto Alegre). Así comenzó el intercambio, con Matheus hablamos (en perfecto español), sobre las sedes, los líderes, las actividades, y por supuesto del Inter y de Gremio que son las instituciones de los gauchos."
"Esa noche, en la ACM había “Rodizzio de Pizza” por lo que llegué, me presenté, me senté en la mesa y comencé a caer en la cuenta de que estaba en Brasil. Había muchas familias atentas a un sorteo de “melancias” (sandías), los líderes me saludaban y me hablaban muy rápido por lo que tuve que recurrir al lenguaje corporal para comunicarme. Luego de cenar, salimos a la “rua” para conocernos con los líderes e intercambiar nuestras primeras palabras en portuñol."
"La ACM de Tramandaí es un predio muy similar a la estructura de Ymcamar o Ymcapólis, con un comedor para compartir, habitaciones para las familias, cada una con sus respectivas hamacas paraguayas para dormir la siesta. También hay un salón de juegos, piscina, cancha de fútbol, beach voley y cesto de Basketball. La temperatura en Río Grande do Sul invita a las familias a acercarse hasta la playa o sentarse a la sombra de los árboles de la ACM y a los niños a sumergirse en la piscina. "
"Para mí resultó de gran aprendizaje poder participar no sólo de la organización sino de la participación en los juegos y salidas con los niños. Me permitió aprender que el juego es un lenguaje universal, a los niños de todos lados les gusta “brincar”, cantar, compartir momentos juntos y divertirse por lo que el idioma no fue ninguna barrera, al contrario era un medio motivador y de aprendizaje mutuo. A los brasileros que conocí les interesaba muchísimo Bs. As. y el idioma español, intercambiábamos roles de profesor-alumno y así aprendíamos juntos y ampliábamos nuestro portuñol."
"Quince días es más que suficiente para hacerse amigos, mi última noche en Brasil era justo la de comienzo de Carnaval, así que la despedida fue con cotillón, música brasilera, disfraces, fotos en la pared, máscaras, y también, debo decir, alguna lagrimita de despedida."