De Caracoles a dirigente
Viniendo de una familia asociacionista, no fue extraño que María Belén comenzara a vivenciar a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA desde una edad muy temprana. Sus primeras actividades fueron con el grupo Caracoles (3 años) de la división Menores (hoy Área de Liderato, Niñez y Adolescencia) de la sede central.
A medida que fue ganando años y altura, la institución llegó a ser su natural lugar de encuentro con amigos y un espacio de mucho aprendizaje. Generalmente ese momento esperado se daba con posterioridad a la salida del colegio. Interesada por la labor comunitaria de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, a los 11 años participó de “Lideritos”, programa de formación de niños de la institución. Fue integrante de la primera promoción y luego continuó su capacitación, certificando años después como líder joven de institución.
La participación en los programas de liderato de la Asociación, además de constituir un aporte a su desarrollo personal la convocó a llevar a cabo destacadas tareas de colaboración en las colonias de vacaciones, campamentos y centros turísticos de la de la institución. Reconoce que estas experiencias fueron de gran utilidad y estímulo para su vocación hacia el magisterio, carrera actualmente en curso. En la actualidad, María Belén es socia activa e integra como dirigente la Asamblea de la institución. Hoy, a pesar de sus obligaciones que no le dejan mucho tiempo disponible, siempre encuentra lugar para brindarse y participar activamente en diferentes proyectos que la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA lleva adelante.
La Asociación no es un club, afirma. Por sí misma encontró la diferencia sobre la frase que generalmente escuchaba en forma repetida. Agrega que a medida que uno/a comienza a involucrarse con la institución la respuesta viene sola. María Belén nos cuenta que la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA le permitió desarrollar una capacidad de reflexión no común para una adolescente y hacerse de muchos amigos. Compartir su tiempo con personas que aún teniendo diferentes puntos de vista a los de ella nunca abandonaron la actitud de diálogo, la favoreció para valorar las cosas y los hechos con amplitud de criterio y visión positiva.
Según ella, cada uno tiene que encontrarle el sentido a su vida. Hacerlo nos permitirá tener la fuerza necesaria para provocar los cambios necesarios, orientados a construir una sociedad más justa e inclusiva.
Viniendo de una familia asociacionista, no fue extraño que María Belén comenzara a vivenciar a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA desde una edad muy temprana. Sus primeras actividades fueron con el grupo Caracoles (3 años) de la división Menores (hoy Área de Liderato, Niñez y Adolescencia) de la sede central.
A medida que fue ganando años y altura, la institución llegó a ser su natural lugar de encuentro con amigos y un espacio de mucho aprendizaje. Generalmente ese momento esperado se daba con posterioridad a la salida del colegio. Interesada por la labor comunitaria de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, a los 11 años participó de “Lideritos”, programa de formación de niños de la institución. Fue integrante de la primera promoción y luego continuó su capacitación, certificando años después como líder joven de institución.
La participación en los programas de liderato de la Asociación, además de constituir un aporte a su desarrollo personal la convocó a llevar a cabo destacadas tareas de colaboración en las colonias de vacaciones, campamentos y centros turísticos de la de la institución. Reconoce que estas experiencias fueron de gran utilidad y estímulo para su vocación hacia el magisterio, carrera actualmente en curso. En la actualidad, María Belén es socia activa e integra como dirigente la Asamblea de la institución. Hoy, a pesar de sus obligaciones que no le dejan mucho tiempo disponible, siempre encuentra lugar para brindarse y participar activamente en diferentes proyectos que la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA lleva adelante.
La Asociación no es un club, afirma. Por sí misma encontró la diferencia sobre la frase que generalmente escuchaba en forma repetida. Agrega que a medida que uno/a comienza a involucrarse con la institución la respuesta viene sola. María Belén nos cuenta que la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA le permitió desarrollar una capacidad de reflexión no común para una adolescente y hacerse de muchos amigos. Compartir su tiempo con personas que aún teniendo diferentes puntos de vista a los de ella nunca abandonaron la actitud de diálogo, la favoreció para valorar las cosas y los hechos con amplitud de criterio y visión positiva.
Según ella, cada uno tiene que encontrarle el sentido a su vida. Hacerlo nos permitirá tener la fuerza necesaria para provocar los cambios necesarios, orientados a construir una sociedad más justa e inclusiva.