Palabras del secretario general de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, Norberto Rodriguez, en la apertura del acto de celebración del 108º aniversario
Es un privilegio poder celebrar en esta emblemática sala de la Ciudad de Buenos Aires el 108º aniversario de la Asociación Cristiana de Jóvenes, la YMCA, la YUMEN, en la Argentina. Para nuestra institución, cada aniversario agrega una cuota más de responsabilidad al desafío de construir una nación de hermanas y hermanos con un destino común. Este aniversario tiene la particularidad de coincidir con el Bicentenario de la Patria, razón por la cual alcanza un significado especial y renueva nuestro compromiso con la Argentina soñada. La Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA de la República Argentina comparte su convicción de que otro horizonte es posible para nuestro país y el mundo. Es imprescindible identificarnos y comprometernos con los valores fundamentales que hacen a la naturaleza misma de la condición humana. No debemos dejar que la incredulidad y el desánimo nos paralicen y arruinen nuestra vida y la de otros. Tampoco permitir que gane terreno la frustración que corroe lo bueno del espíritu. La esperanza activa es una fuente inagotable de alegría que nos impulsa al cotidiano esfuerzo del hacer, obviamente en un marco en que la avaricia, el egoísmo y el herrumbre no terminen aniquilando las mejores intenciones. El reto de contribuir a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva adquiere renovada vigencia cuando nuestra institución ha superado holgadamente su centenario. Esta utopía nos convoca a todos y lo tenemos que encarar entre todos. El Bicentenario es una magnífica oportunidad para intentarlo. Gracias a todos y todas ustedes por acompañar esta celebración y gracias, también, al Ministerio de Cultura del GCBA y a dirección del Salón Dorado por recibirnos con la amabilidad de siempre.