Previa compra de la tradicional malla enteriza negra de gimnasia, comenzó con entusiasmo sus primeras actividades en la institución, consistente en clases de calistenia, yoga y natación. Hábil jugadora de básquet, integró en su momento los primeros equipos femeninos de dicho deporte, representando a la YMCA en diferentes torneos que se realizaron en esa época. Enamorada de los campamentos/centros turísticos de la Asociación: YMCAPOLIS, en Sierra de la Ventana; YMCAMAR, en Monte Hermoso e YMCAHUASI, en Escobar, provincia de Buenos Aires, los fue visitando uno a uno en repetidas oportunidades. Siempre acompañada con amigas, muchas de ellas nuevas y resultantes de su enfática promoción de este servicio distintivo de la institución. Hincha y socia vitalicia del Club Estudiantes de La Plata, religiosamente todos los martes sale de la ciudad de las diagonales para llegarse a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA y cumplir con su rutina semanal. Esta incluye unas brazadas en el natatorio Nº 1, un baño sauna y el almuerzo de prolongada sobremesa con las amigas en el restaurante “El Encuentro”.
No deja de reconocer que la Asociación contribuyó a modificar su vida. Le dio la necesaria alegría para enfrentar los días con optimismo, y amigas en quienes confiar y poder estar y tener al lado en los momentos de necesidad.
Conocido su afecto por los niños, aconseja a los padres estar muy atentos a la educación de sus hijos. Inculcarles la lectura y el deporte, una manera eficaz de alejarlos de hábitos nocivos para su desarrollo psicofísico y espiritual. Y por sobre todo, a no confundir el rol que les compete, no apegándose demasiado a la conocida frase del Martín Fierro “…mas que padre es un amigo”. Una realidad muy presente y frecuente en estos días.