
jueves, 17 de septiembre de 2009
Fernando Petitti
De curioso a dirigente
Anualmente, en agosto, Fernando realiza sus chequeos médicos y generalmente recibe un felicitado por su estado. Esto, por supuesto, lo llena de alegría porque es de los que creen que la salud es el capital más importante que tiene el ser humano. Pero también sabe que para llegar a esas buenas “notas” anuales hay que hacer bien los deberes. Y los hace desde hace muchos años. Exactamente desde 1972, cuando con 33 años ingresó a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA. Comenzaba una época violenta en nuestro país y él estaba atrapado por el éxito de sus producciones en radio, televisión y cine. Afortunadamente, supo y pudo reflexionar y de tanto pasar cerca de Reconquista 439 un día entró a curiosear y se convirtió en asociado y luego en dirigente de la institución. Se integró a las clases de gimnasia del mediodía y luego a la práctica de la natación, pensando que un poco de entrenamiento en la semana le vendría bien para los partidos de fútbol que acostumbraba a jugar los días domingos en los campeonatos inter-radiales y del Sindicato Único de Publicidad Fernando sabe de lo inesperado. En l980 tuvo que afrontar una operación que le llevó cuatro años de recuperación (estuvo nueve meses internado en terapia intermedia ya que la falta de tonicidad muscular en la cara le impedía abrir la boca) y una hemiplejía del lado izquierdo de su cuerpo que lo inmovilizaba. Ante el menor síntoma de recuperación los médicos, que sabían de sus actividades físicas en la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA, lo traían en ambulancia a la sede central para que practicara natación con el recurso de su brazo hábil. Emocionante fue el primer día que salió del agua y vio a todos los amigos alrededor de la pileta aplaudiéndolo. Se sintió fuerte, contenido y acompañado a pesar de su dificultad física. Se felicita por no haber dejado nunca el “vicio” de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA: consiguió los hermanos que no tuvo y cosechó amistades que trascienden diferencias de edad y que duran toda la vida. Fernando participó como colaborador voluntario integrando varias comisiones de la Asociación Cristiana de JóvenesYMCA. Es socio activo de la misma. Se siente tan identificado con la institución que a pesar de tener su lugar propio en la costa, siempre se hace un tiempo para ir a Ymcapolis (centro turístico en Sierra de la Ventana), Ymcamar (centro turístico en Monte Hermoso) e Ymcahuasi (centro turístico en Matheu, Ptdo. de Escobar) Afirma que la YMCA le dio no solo estado físico sino también salud mental. Hizo que en situaciones difíciles se sintiera fortalecido y acompañado, logrando a través de todas las horas que disfruta dentro de la institución una vida sencilla y equilibrada: “las discusiones por un gol en el ´fulbito´, las cargadas y los chistes del vestuario, las reuniones (casi todas con grandes comidas), el poder tomar sol o nadar a cualquier hora, son cosas que parecen chiquitas por sí solas, pero cuando uno las junta se da cuenta que son nada más y nada menos que la vida misma”. Esto hace que cada día se alegre más de su decisión de aquel año 1972, cuando entró a la Asociación a curiosear. Mas aún cuando recuerda que una vez el médico le dijo: “no tenés que pensar cuánto tiempo te llevará recuperarte, te tenés que preparar para lo peor, inclusive para morir”. Concluye diciendo: “no me gusta dar consejos, pero si para algo sirve mi experiencia, yo siempre digo que en la vida hay que pelear por todo y con todo lo que tenés, aportando a un mundo basado en los valores. Todos los días cuando me despierto doy gracias a Dios de estar vivo y poder comenzar nuevamente”.