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martes, 7 de julio de 2009

Eduardo Florio

De cadete a miembro del Directorio-

Corría 1950 y con diez años de edad, Eduardo Florio fue asociado a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA. Con su familia era asiduo concurrente a una isla del Tigre. En una oportunidad, comenta, le llamó la atención el buzo de un remero que tenía la inscripción de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA. Este señor, casi anciano, le explico las características de la institución. La influencia de su padre lo llevó a tener una gran afinidad con los deportes y su tío Juan, que había sido socio de la de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA en su juventud, tenía un gratísimo recuerdo de su paso por la misma. Él fue el quien ayudó a su familia a sufragar la inscripción y los gastos iniciales, acerca de lo cual Eduardo le está muy agradecido hasta el día de hoy.
Esencialmente, le ha impactado de la institución el mantenimiento a través de los años de valores que considera vitales para la vida en sociedad, como ser el respeto por el otro, la disciplina, la solidaridad, la amistad, la importancia de la familia, el comportamiento recto, la diversidad de ideas y credos que siempre ha cobijado, así como el ámbito contenedor que implica para las personas.
Agrega Eduardo que las experiencias de los campamentos de la YMCA han sido fundamentales para su desarrollo personal y la relación con la comunidad. En el transcurso de los mismos, señala, aprendió a convivir con otros compañeros realizando tareas compartidas, como el aseo de la carpa, acomodar la cama y los artículos personales, servir la mesa, prender el fuego, gustar de la música, orientarse en el día y la noche, cocinar para muchos, ascender cerros, vadear arroyos, confeccionar nudos, armar carpas, ayudar a los más nuevos, recibir órdenes, tolerar las dificultades y tantas otras experiencias que los líderes de la institución le supieron brindar.
Puntualiza que en los campamentos se lograba un espíritu de grupo tan fuerte que aparecía especialmente en los momentos difíciles. Quizás esta anécdota ayude a entender: “Estábamos subiendo la Sierra de la Ventana en condiciones muy adversas, dado que las nubes eran muy bajas y apenas se veía el primer cerrito. Fuimos ascendiendo a ciegas y después de mucho andar logramos encontrar el tramo que llamábamos “floridita”, una meseta en lo alto que nos permitía llegar cerca de la ventana misma. En ese momento estalló un trueno fortísimo acompañado por una espesa lluvia. Frente a esta situación, en forma espontánea, todos los cadetes comenzamos a cantar el famoso “Aquí están...” Se continuó cantando hasta que se calmó el chaparrón y llegamos sin problemas al hueco de la ventana. Esa canción nos mantuvo unidos y seguros de llegar adonde queríamos.”
Considera Eduardo que la gran diferencia que tiene la YMCA con respecto a otras instituciones deriva de su emblema: Alma, Mente y Cuerpo, dado que apunta a considerar al individuo como un ser integral. En consecuencia, sus programas son complementarios e intentan fortalecer a sus asociados en todos los aspectos: deportivos, recreativos, intelectuales, culturales, sociales, espirituales, etc., que puedan ser de su interés. Además, se incentiva la posibilidad de desarrollar la amistad, respetar al adversario, mantener la ética deportiva y disfrutar alegremente de las actividades.
Acota que es tanta la influencia de la YMCA en su vida personal y profesional que muchas veces se ha preguntado cómo habría sido si no se hubieran dado todos los hechos fortuitos que le permitieron asociarse a la institución y continuar en ella.
La experiencia como cadete, líder de campamentos, participante del círculo fotográfico, miembro de distintas comisiones y finalmente integrante del directorio, ha sido, comparte, un aprendizaje continúo que le ha permitido volcar en otros ámbitos las enseñanzas recibidas. En este sentido se refiere a la capilla de su niñez, los colegios de sus hijos, las organizaciones profesionales en las que participa, así como en las distintas empresas y emprendimientos en que ha trabajado. Vale mencionar que Eduardo Florio, destacado profesional, ha ocupado y ocupa posiciones relevantes en el ámbito de su incumbencia. Por ejemplo, en varios períodos ha sido presidente del COPIME (Consejo Profesional de Ingeniería Mecánica y Electricista).
Completa su visión con el siguiente comentario: “Los que pertenecemos a la YMCA debemos intentar ser un motor que facilite el crecimiento de nuestra comunidad en los valores de la solidaridad, la educación y el respeto por la diferencias de todo tipo, considerándonos hermanados en la lucha por la justicia y el desarrollo de las potencialidades de sus integrantes”
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